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«Quizá pienses que mi discurso es inconexo ―comentó en otra ocasión―. Por supuesto que es inconexo. ¿Cómo iba a ser, si no? Tráeme un tema completo y te daré coherencia.»

«Oigo cantar a los pájaros que tienen piojos bajo las alas, pero no entiendo, porque no soy un pájaro que canta con piojos bajo las alas. No soy experta, no estoy perpleja. Soy forastera. Si buscáis información, debéis escuchar el canto de vuestra juvenil y familiar voz y rascaros el juvenil y familiar pecho allí donde os pique. Yo no soy más que una pobre forastera de una vejez inmutable y ni por asomo estoy perpleja.»


Los expertos están perplejos es uno de los textos más inventivos de Laura Riding. A veces parece una colección de cuentos o parábolas, otras veces una serie de observaciones filosóficas. Independientemente de esta ambigüedad, es una exploración clara e inteligente de la sintaxis, la semántica y la historia de la palabra escrita.


De la misma autora: La ceñida corona [c].



Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura.

Los expertos están perplejos

Traducción de Paula Zumalacárregui Martínez  //  [t] 2024  //  ISBN 978-84-126633-6-5  //  160 páginas  //  17,00 €

LAURA RIDING

Marginalia

La ficción de Riding, tan importante como su poesía, está «inmerecidamente descuidada», en opinión de Nancy Carol Joyner y Allison Hersh, a la vez que «marcada por una variedad impresionante y un ingenio algo extravagante, difiere en el tono de su poesía, ha adoptado deliberadamente un tono más ligero para estas historias, explica en el prefacio, porque está cansada de que la acusen de oscuridad y de que la conviertan en “chivo expiatorio" de la incapacidad de las personas de comprender lo que solo fingen querer saber.»


Los expertos están perplejos es uno de los textos más inventivos y menos conocidos de Laura Riding. Publicado por primera vez en 1930 por Cape of London, esta, aparente colección de relatos cortos, es una extensión de sus planteamientos sobre crítica literaria. Para ella, lo importante es la singularidad de la obra de arte como acto de creación, más allá del conocimiento falso que aporta la interpretación literaria.


A Riding le encanta recorrer círculos conceptuales alrededor de sus lectores con una retórica que adopta la postura confiada de la lógica, pero que se doblega, fácil y confiablemente, a la voluntad del sinsentido.


¿Cómo podemos conocer el mundo plenamente si no podemos hacer más que aproximarnos a él? ¿Qué significaría acceder a la verdad pura en el lenguaje, sin la mediación de una interpretación compleja? Frases repetitivas y paradojas refuerzan la naturaleza arbitraria del lenguaje y añaden una energía casi compulsiva al texto. Pero estos momentos de colisión también evocan algo más allá de las palabras: la disonancia crea espacio para una concepción más completa de la verdad. Pensarlo de esta manera ubica la fuerza de sus oraciones en sus mareas turbulentas, en cómo se construyen y chocan. Las contradicciones crean una tensión, y esta tensión permite una sensación de equilibrio.


Hoy en día, su legado oscila entre el resurgimiento y el olvido (su prosa especialmente, siendo menos considerada y menos aclamada que su poesía). Riding, una figura controvertida que se esforzó por diferenciarse.


El libro está dividido en una variedad de piezas breves en prosa. Cada nueva sección trae consigo una nueva variación de este experimento: cuál es la función del lenguaje y cómo podemos explorar y comprender esta función. Riding aborda esta cuestión con un lenguaje circular y burocrático. Escribe envolviéndose en frases cortas, que lleva al límite, examinando cada forma en que estas pueden existir en una oración.

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