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«No habrá para ti otros dioses delante de mí.»
Primer mandamiento de la doctrina católica
¿Cuál es el verdadero y único amor? Se pregunta Virgil Timár, un monje que busca qué amar más allá de su vida anclada a Dios y que parece que ha encontrado una respuesta en la paternidad sobrevenida de Pista Vágner, estudiante huérfano al que adopta como hijo espiritual; al que educa, él, Timár, padre espiritual, con ternura temblorosa de Dios en una lucha silenciosa entre padre putativo y padre biológico, entre espíritu y materia, entre el Todopoderoso y lo humano, encarnación de la dualidad de la vida, llena de huecos y profundidades.
Traducción de Eszter Orbán y José Miguel González Trevejo // [n] 2020 // ISBN 978-84-948280-8-9 // 200 páginas // 15,00 €
El hijo de Virgil Timár
MIHÁLY BABITS
Marginalia
¿Necesitamos a Mihály Babits?
Mihály Babits comenzó su carrera en la era de la modernidad (Naturalismo, Impresionismo…) de ahí que resulte característico de su literatura situar los problemas filosóficos y vitales, en lugar de la referencia de la realidad, en el centro de su pensamiento y de sus obras. Preocupado por encontrar un lugar —«el lugar» como humano, intelectual y húngaro— se lanza a la búsqueda de un conocimiento universal a medio camino entre lo filosófico y lo teológico. Así, la historia de El hijo de Virgil Timár destaca la dualidad de la vida humana, en la que detrás del rostro humano visible hay huecos y profundidades.
Timár, un monje que ha dedicado desde muy joven su vida a Dios, decide adoptar bajo su tutela a un joven huérfano, y Babits decide enfrentar el amor paternofilial al amor Todopoderoso que se le debe a Dios; con ello, el primer mandamiento de la doctrina católica —«No habrá para ti otros dioses delante de mí»— se convierte en la inspiración subyacente de la trama. ¿Qué amar? ¿Cómo amar? ¿Hay un único y verdadero amor? Se preguntan no solo Timár, sino todos los personajes que integran la novela aunque solo a nuestro protagonista le será concedido un periodo de gracia, no sin antes precedido de un sentimiento amargo.
Dezső Kosztolányi, escritor húngaro de exitosa carrera y amigo de Babits, elogió El hijo de Virgil Timár porque contiene vida dentro de un texto latente —un texto no evidente y disponible para nosotros con gran esfuerzo— que el autor pretende que sirva para nuestro autoconocimiento. Babits dio —o trató de dar— una explicación racional de la esencia humana y social desde una perspectiva trascendente y, sobre todo, resistiendo a propósito el escepticismo total.
—greylock